Columna de Opinión
Directorio Fedeprus Metropolitana

Este 28 de junio se conmemora el Día Internacional del Orgullo LGBT y otras variantes, con el propósito de visibilizar a una comunidad que tradicionalmente fueron marginados y reprimidos, cuya orientación sexual no se enmarcaba en los estándares concebidos por una heteronormatividad, basados esencialmente en principios cristianos. Es en esta fecha el año 1969, parte una serie de manifestaciones en la ciudad de Nueva York, en razón de la violencia policial que allí se ejerció contra la comunidad homosexual, lo que desencadenó en que el colectivo se organizara para iniciar tal conmemoración.

Como gremio de la salud nos hacemos presentes en la conmemoración, pues creemos en el trato igualitario y la no discriminación de las personas, más aún cuando representamos a diversos funcionarios/as que son parte de la comunidad LGBTQI+ y que a lo largo de sus vidas han debido lidiar con una sociedad que los segrega y no los respetan en sus derechos y libertades. Somos los mismos funcionarios/as que debemos acoger a pacientes víctimas de ataques de odio por su condición sexual o identidad de género, por lo tanto, nuestro compromiso con la causa debe ser aún mayor, no permitiendo y visibilizando estas injusticias que son provocadas por un mal entendido conservadurismo que solo violenta a personas por no pensar ni sentir de la manera “tradicional”. 

En Chile tenemos diversos hechos que caracterizan una contundente homofobia hacia la comunidad homosexual, lo que se vio reflejado en persecuciones institucionales contra estos durante los gobiernos de Carlos Ibáñez del Campo y González Videla, entre otros. Recién en el año 1999, se despenaliza la sodomía.

En la actualidad, y respaldado en experiencias internacionales, se comienza a flexibilizar las posturas respecto la apreciación y condena social/moral respecto la homosexualidad y otras manifestaciones de la diversidad sexual, como la transexualidad, intersexualidad, etc. Sin embargo, en el año 2012 un joven homosexual es atacado y torturado en un parque en el centro de Santiago, quien termina falleciendo, lo que forzó al Gobierno a elaborar y dar trámite de urgencia  a una ley de antidiscriminación con la necesidad de detener la homofobia y los delitos de odio contra las minorías sexuales en Chile. A raíz de ese brutal ataque al joven homosexual Daniel Zamudio es que nace la Ley N.º 20.609 que reconoce expresamente la valoración y protección jurídica de la identidad de género, prohibiendo discriminaciones sobre tal base. Seis años más tarde y luego de una serie de tramitaciones legislativas se aprueba en el Senado la Ley 21.120 que reconoce y da protección al derecho a la identidad de género.

Pese a los avances en materias de ley al respecto, en los últimos años se ha provocado un incremento en los ataques y crímenes de odio a la comunidad LGBTIQ+, a saber, años 2017: 45,7%, 2018: 44%, 2019: 58%, 2020: 14,7%. Una de las explicaciones del incremento de las denuncias por ataques y crímenes de odio, en los últimos cinco a siete años, podría deberse al incremento de derechos y beneficios que se les ha reconocido en tal período de tiempo. Esto implicaría que no basta reconocer derechos a la comunidad LGBTIQ +, sino también se deberían elaborar políticas/protocolos orientados a educar y sensibilizar a la población general, para que reconozcan todas las formas de diversidad presentes en nuestro país.

En el rol que cumplimos como federación que representa a profesionales de la salud, nos comprometemos profundamente a tener siempre presente la lucha de la comunidad LGBTIQ+ en todas las acciones e iniciativas que impulsemos, pues acá no es solo “aceptar” la diversidad, sino que promover y abogar por sus derechos y la igualdad ante la ley, más aún en tiempo donde enfrentamos un proceso constituyente en nuestro país y la NO discriminación por orientación sexual (entre otras) debiese ser un principio fundamental  para la confección de nuestra nueva carta magna.