Es impensable que luego de los procesos sociales que ha vivido el país en el último tiempo, se den perdonazos como el que se pretende dar a las Isapres.

El salvataje espurio que rebaja en rigor la deuda de las Isapres y abre caminos impensados que afectarán a los usuarios y usuarias de ese sistema, abre un cuestionamiento aun mayor. Nuevamente instituciones previsionales que entregan cobertura a cerca del 20 por ciento de la población acaparan toda la atención del aparato estatal en desmedro de las instituciones de salud pública, que atienden a más del 80 por ciento de los habitantes de nuestro país.

La agenda del país debe responder a necesarias interrogantes que tiendan a dar mayor dignidad a la provisión de salud pública, poniendo fin a las listas de espera, haciendose cargo de las demandas laborales que por años se han desplegado por parte de los gremios y de impulsar, esta vez sí, una reforma al sistema de salud que beneficie a la gran mayoría de la población.

Basta de abusos. Las Isapres deben hacerse cargo de su deuda, como el Estado debe hacer lo propio con su sistema de salud, Basta de defensas corporativas lideradas desde el parlamento para beneficiar solo a un aspecto de la industria, mientras la salud pública vive a diario portazos respecto a sus necesarias y urgentes reformas. Las personas no pueden esperar más.

Desde los hospitales públicos de la región metropolitana le hablamos al Presidente de la República, a los parlamentarios y al Tribunal Constitucional. Nadie puede estar sobre la normativa vigente. Se deben dar pasos consistentes para mejorar la salud pública de nuestro país no dentro de 20 años, no esperando un colapso o una tragedia, como la vivida con los incendios del fin de semana pasado, sino que siendo proactivos en entender la dimensión del problema que afecta a millones de compatriotas. Desde nuestra vereda estaremos manifestándonos, en las calles y en los espacios de poder, para ser escuchados y llamar a mejorar lo hoy existente. Basta ya.