Esta fecha es sin duda muy dolorosa para nuestro país y nuestra historia contemporánea. Es la fecha que nos recuerda el inicio de un tiempo de horror, de profunda injusticia, de hambre y de corrupción.

Hoy debemos conmemorar. No tenemos nada que celebrar. Solo recordamos, reflexionamos y nuestros pensamientos están con las familias de las víctimas de la Dictadura de Pinochet.

Nuestros pensamientos y nuestra labor se la dedicamos en este día, en particular, a las 92 trabajadores y trabajadoras de la Salud Pública y las y los estudiantes del área, que murieron a raíz de la acción criminal de agentes del Estado durante  la dictadura militar.

Son ellos y ellas, son sus historias y su luz quienes nos motivan a seguir adelante. Son sus familias, representadas también por colegas, como nuestro querido Franz Bagus, que ha dedicado toda su trayectoria profesional para honrar la memoria de su padre, Lucio Bagus, quien todavía figura dentro del listado de detenidos desaparecidos. Aún, luego de 50 años, no ha habido reparación para tan profundo dolor.

Acompañamos el duelo de las familias de las víctimas, porque siempre estaremos de su lado, porque eso sí es estar en pro de la vida, que tantos dicen defender, pero que miran con desprecio cuando se trata de víctimas de una dictadura civil  militar que apoyaron con firme voluntad, pese al dolor y pese a la sangre y sufrimiento de miles de chilenos y chilenas.

Quienes creyeron la tesis de la guerra contra su propio pueblo, equivocaron su mirada histórica de valorar la democracia pese a todo. 50 años después aún no dan pie atrás, pese a la profunda herida que tiene nuestro país.

Pero debemos mirar también hacia adelante. Debemos conducir a que nuestro duelo patrio también abra la oportunidad de buscar el espacio para que sea la justicia social, aquella que tanto buscó el mandatario que pagó con su propia vida la traición de la que fue víctima, sea un norte siempre en la acción del Estado y de sus servidores.

Hoy debemos valorar la democracia. El trabajo que han realizado en especial nuestros dirigentes  Andrea Briones y Mauricio Navarro, no ha hecho reflexionar sobre el valor que debemos dar a nuestro espacio de deliberación pacífica. Finalmente nos debemos encontrar en la idea de que buscamos un país mejor para todos y todas.

Valorar la democracia es, precisamente, condenar la dictadura y sus crímenes. No se puede valorar la libertad y defender el Estado criminal. Esta inconsecuencia valórica es evidente. Pero debemos encontrarnos. Debemos valorar el espacio público de diálogo que también construimos en instancias como nuestras asociaciones.

En nuestro caso no condenamos por ser ROJOS, como nos podrán tachar rápidamente quienes, desde la ignorancia, no comprendan nuestra acción ni los valores que sustentamos. Nosotros y nosotras condenamos por ser humanos, porque suscribimos la valoración del respecto y la libertad de pensamiento, bases de la democracia, por sobre todo.

Debemos construir una patria fraterna, libre, donde persigamos la igualdad de derechos, la equidad y la justicia social. Esto es buscar un mejor vivir. También debemos respetarnos y tender hacia caminos de encuentro más allá de las diferencias que tengamos.

Queridos y queridas compañeras de trabajo: 50 años después del quiebre de nuestros valores democráticos fundamentales seguimos trabajando con el ideal de poner al ser humano al centro de nuestra acción. Somos servidores y servidoras públicas que hoy nos reunimos en esta fecha de duelo para recordar a las víctimas y para decir que creemos y creeremos siempre en la democracia como la única vía posible para la construcción del diálogo social que permita a los seres humanos que habitamos esta tierra seguir añorando la justicia social como norte. 

DIRECTORIO FEDEPRUS METROPOLITANA